Cualquier actividad que desarrollemos en la vida conlleva un riesgo. Por eso, cada vez que es necesario ponemos los medios para evitar la aparición de consecuencias indeseables de nuestros actos.

Por ejemplo, cuando vamos a iniciar un largo viaje en nuestro coche procuramos estar descansados, no comer demasiado y no beber alcohol, y nos aseguramos de que el coche que vamos a conducir se encuentra en perfectas condiciones. De la misma manera, cuando un cirujano responsable va a intervenir a un paciente se rodea de todos los medios técnicos y humanos para evitar la aparición de complicaciones y, en el improbable caso de que aparezca alguna, tratarla correctamente. Para conseguir ese objetivo resulta fundamental que el cirujano haya tenido una buena formación, acumule la suficiente experiencia y, por supuesto, realice la intervención en un hospital dotado de todos los medios necesarios.

Durante y después de cualquier intervención quirúrgica pueden aparecer complicaciones relacionadas con la técnica quirúrgica en sí o con la anestesia utilizada en ella: alergias a fármacos, hemorragias, infección de tejidos, problemas en la cicatrización de las heridas, etc. Las intervenciones de Cirugía Estética no están excluidas de este riesgo, si bien es cierto que el porcentaje de complicaciones generales en ella es mucho menor que en otras especialidades como la Neurocirugía, la Cirugía Cardíaca, de Tórax, etc. Esto es debido, por una lado, a que la Cirugía Estética suele realizarse en individuos sanos. Y por otro, a que la anestesia, aún siendo general, no es tan profunda como en esas otras especialidades, ya que la intervención se limita a tejidos superficiales y no es necesario penetrar dentro de cavidades anatómicas como el cráneo, tórax o abdomen.

Quirúrgicas

Con el fin de evitar la aparición de complicaciones relacionadas con la técnica quirúrgica hay cosas que un cirujano puede hacer tanto antes, como durante, como después de la intervención.

Para evitar la aparición de complicaciones, conviene que el paciente abandone ciertos hábitos antes de la intervención. En todas las intervenciones se recomendará abandonar el consumo del tabaco, como mínimo, 1 mes antes de la intervención y 1 mes después de la misma, con el fin de evitar problemas en la vitalidad de los tejidos y en la cicatrización de las heridas. Si esto es recomendable antes de cualquier intervención, resulta imprescindible en aquellas en las que durante la misma es necesario realizar una disección amplia de los tejidos, como ocurre en la reducción mamaria, la mastopexia, la abdominoplastia o el estiramiento facial. Otra recomendación que debe cumplir el paciente antes de la intervención es proteger del sol la piel de la zona que va a intervenirse, con objeto de evitar su deshidratación y la aparición de alguna alteración en la cicatrización (por ejemplo, las pacientes que se van a realizar una mamoplastia no deben hacer top-less desde 1 mes antes de una intervención). Esta recomendación es también aplicable a los aparatos de rayos UVA.

Anestésicas

Para acabar, y con el fin de evitar la aparición de complicaciones relacionadas con la anestesia, ya sea ésta anestesia general o anestesia local y sedación, resulta imprescindible, en primer lugar, que al paciente se le realice un estudio preanestésico completo antes de la intervención con el fin de valorar su estado de salud y el riesgo anestésico consecuente. En segundo lugar, será fundamental que la intervención se realice en un hospital dotado de todos los medios técnicos y humanos para evitar la aparición de complicaciones, o ser tratadas correctamente éstas en el raro caso de que aparezcan. Y, por último, ponerse en manos de un buen anestesista, con una excelente formación y dilatada experiencia, reducirá la probabilidad de aparición de complicaciones de tipo anestésico. En este momento seguramente usted se preguntará cómo saber si el anestesista será de confianza, dado que no lo conocerá hasta el momento de la intervención. La respuesta es la siguiente: elija un cirujano de confianza; si usted confía en él, también confiará en el anestesista que él haya elegido. Por regla general, los mejores cirujanos se rodean de los mejores anestesistas.

Cientos de miles de personas se someten anualmente en todo el mundo, sin ningún tipo de complicación, a alguna intervención de Cirugía Estética, y es que los resultados que se obtienen compensan ampliamente las posibles complicaciones que pueden aparecer.

Durante la intervención también hay cosas que los cirujanos hacemos a diario para evitar la aparición de complicaciones de tipo quirúrgico. Por ejemplo, para evitar el acúmulo de sangre y formación de un hematoma dentro de la herida, se hace una hemostasia rigurosa (es decir, se coagulan todos los pequeños vasos sanguíneos que se van seccionando) y, en determinadas intervenciones, como en las de cirugía mamaria y en la abdominoplastia, se colocarán unos drenajes al final de la intervención. Para reducir al máximo el riesgo de aparición de una contractura capsular en una paciente a la que se han colocado unos implantes mamarios, el cirujano debe seguir una serie de pasos durante la intervención y evitar por todos los medios la formación de un hematoma o la aparición de una infección alrededor del implante.

Para finalizar, también hay cosas que podemos hacer después la intervención para evitar la aparición de complicaciones de tipo quirúrgico. Por ejemplo, en aquellas intervenciones donde se colocan implantes, como la mamoplastia de aumento, y para evitar la infección que propicie la aparición de una contractura capsular, algunos cirujanos recomiendan a la paciente tomar antibióticos por vía oral durante unos días después de la intervención. En aquellas en las que existe un mayor riesgo de aparición de tromboembolismo pulmonar (como, por ejemplo, en pacientes obesas después de una abdominoplastia), y para evitar la formación de trombos venosos, se aplicará presión sobre las piernas, se administrarán los medicamentos indicados para ello y se recomendará la deambulación precoz. Asimismo, y como norma general, después de la intervención deberán protegerse del sol durante un año todas las cicatrices para evitar que éstas se pigmenten y oscurezcan.

De todos modos, y a pesar de seguir todas estas medidas preventivas, siempre existe la posibilidad de que aparezca algún tipo de complicación. Esto es infrecuente y por lo general se trata de una complicación menor, como el retraso en la cicatrización de una herida. En el caso de que esto suceda, el paciente no debe dudar de la capacidad de su cirujano y debe seguir confiando en él mientras dura el tratamiento de la misma. El paciente puede pensar que la complicación se debe a que algo se hizo mal antes, indicando erróneamente la técnica quirúrgica utilizada, o durante la intervención, haciendo algo o dejando de hacer algo que habitualmente se hace. Sin embargo, no siempre existe una razón conocida. Debe saber que, de cien veces que se repite la misma maniobra quirúrgica en cien pacientes distintos, en alguno puede presentarse alguna complicación. Por eso es tan importante que el paciente siga las recomendaciones de su cirujano, tanto antes como después de la intervención.

Y por eso es también importante que el cirujano que opere al paciente sea el mismo que le vea antes de la intervención y el mismo que le siga después. El es quien mejor sabe porqué se realizó esa técnica quirúrgica y no otra, quien mejor conoce lo que se hizo durante la intervención y, por lo tanto, el origen de la complicación y la mejor forma de resolverla.

Todas nuestras actuaciones, tanto antes, como durante, como después de la intervención, irán encaminadas a evitar la aparición de cualquier tipo de complicación. Y, aunque siempre existe la posibilidad de que aparezca, es evidente que cuanto mejor formación y mayor experiencia tenga el cirujano en cuyas manos se va a poner, más garantías tendrá el paciente de que no aparecerán complicaciones de tipo quirúrgico.

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